A medida que las ciudades se vuelven más densas crece más nuestra distancia con los espacios verdes. Nuestro vínculo con la naturaleza nos impulsa a rodearnos de plantas, árboles y animales. De algún que otro modo es imprescindible para nuestro bienestar. Las plantas pueden crear de nuestros hogares un oasis en medio de la dureza de ciudades y aportarnos felicidad.
Las plantas nos enseñan a “echar raíces”, establecernos en un lugar y hacer ese espacio nuestro hogar, nos enseñan a adaptarnos al entorno y una vez adaptados florecer.
Existen una gran cantidad de plantas que no se adaptan al interior, bien por tamaño, luminosidad o temperatura, pero existe otra gran parte que consiguen crecer al mismo tiempo que nos aportan beneficios.
Es imperativo que la elección de las plantas sea la conveniente y no guiarnos sólo por la más bonita. La importancia de dónde la colocaremos es fundamental, debemos saber si la planta necesita un lugar soleado o, por el contrario, un lugar sombrío. Cada una requiere unas condiciones, pero todas dan vida a las habitaciones, desde el salón hasta la cocina, dormitorios o baños. Aportan textura, color y dimensión a los espacios exteriores sin olvidarnos la importancia de la escala, la proporción y el equilibrio.