Cierres de jardín

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piscina, cerramietos

En la historia de los jardines, independientemente del estilo, hay un patrón que en casi todos se repite, el delimitar donde comienza y donde acaba. En su origen se hacía para proteger de la fauna salvaje y los intrusos, se delimitaba con barreras vegetales o de materiales inertes, curiosamente a día de hoy esos motivos continúan muy presentes. Además, ahora también buscamos el resguardo de miradas indiscretas, el abrigo de las ráfagas de viento o la mitigación de la contaminación acústica. Dedicaremos hoy nuestra entrada a la importancia que recibe el cierre de un jardín y lo beneficioso que puede resultar a la larga en nuestra vida cotidiana.

Al hablar de delimitar un jardín tenemos la tendencia a imaginarnos un seto de thuja o Leylandii, lo cual no es equivocado, pero sí que queda obsoleto ya que siempre hubo infinidad de posibilidades bien sean vegetales o de materiales inerte. Con esto lo que queremos transmitir desde nuestro estudio es abrir la mente a todas esas opciones.

Comencemos hablando de materiales inertes. Desde los primeros jardines privados de la historia los muros de piedra en mampostería fueron y son todavía a día de hoy los más empleados, se caracteriza por ser un material que encontramos en la naturaleza que se mimetiza perfectamente con toda vegetación. Actualmente se emplean diversos materiales para la creación de muros con los que obtener diferentes formas, colores, texturas… aportando así un toque de personalidad y modernidad como son el hormigón, el mármol o el acero corten, aunque clásicos como la madera o brezos siguen muy presentes.

Todos ellos aportan una ventaja en común frente a los vegetales, que tienen un mantenimiento escaso y carecen de enfermedades. Si bien con el paso del tiempo puede tener presencia de musgo o plantas adventicias, dependiendo del entorno en el que se encuentre y el ojo que lo vea, puede aportar un toque de belleza o, todo lo contrario.

patio interior

En cuanto al material vegetal lo primero que nos deberíamos plantear es la altura que desearíamos tener, planteamos esta cuestión porque hablamos de material vivo, dependiendo de las especies tendrán un desarrollo de una forma u otra, existiendo diversidad de variedades y diferentes alturas. Una vez decidida la altura hemos de cuestionarnos si queremos una formación clásica de orla, es decir, toda la misma especia podada por igual de principio a fin, o decantarnos por una composición de diferentes especies y diversas formas con las que, además de delimitar, decoremos el jardín. Con ello conseguimos un efecto de amplitud y profundidad que con una formación en seto clásica no conseguiríamos.

jardín vertical, cerramientos

La elección de usar material vegetal suele ser la que más gusta, a pesar de tener un mantenimiento más continuo, aunque esa periodicidad dependerá de las especies empleadas. Aporta una frescura que un material inerte no ofrece y la posibilidad de realizar modificaciones en altura o formato de manera sencilla. Además, añadiremos un color, una vivacidad y en algunos casos una floración que la otra opción no ofrece.

Fdo. Adrián castro Pouso

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